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La
historia de Sansón, enseña claramente como Dios cumple Su
voluntad y propósito a pesar de los fracasos en la vida de
Sus instrumentos. Se sirve de las circunstancias más
adversas y de los instrumentos más indignos para llevar a
cabo Sus designios. Las infidelidades de los hombres no
perturban el propósito que Dios se propone alcanzar, porque
Él es “El Soberano”. De ahí la frase reiterada en la
biografía de Sansón: “Esto venía de Jehová”.
Lo que ha sido experiencia del tiempo de los jueces, lo es
también en los de la dispensación de la Iglesia. Los
propósitos de Dios, aún en medio de las mayores
dificultades, conducen a la victoria final de Sus planes
soberanos. En la experiencia imperfecta de los creyentes,
Dios coloca obstáculos con propósito definido. En ocasiones,
el camino obstruido impide seguir más adelante y exige un
retorno incondicional a Dios, al modo del pródigo en la
provincia apartad. Otras veces, esos obstáculos marcan el
final de una carrera que debiera haber sido más extensa, en
el poder del Espíritu, que impide ya una rectificación del
rumbo equivocado al ser tomado por el Señor del ministerio a
Su presencia. El ejemplo de Sansón reúne las dos
experiencias. Por un lado los obstáculos divinos en su
camino debieran haber servido para hacerle volver a Dios, en
humildad y confesión. Sin embargo, la rebeldía natural
impidió al juez, alcanzar esa bendición. Finalmente, la
senda de la desobediencia, y el fracaso de una vida vivida
lejos de la voluntad de Dios, hará que sea truncada
radicalmente, impidiéndole una etapa, tal vez más extensa de
servicio y dedicación. Pero, aún así, Dios cumplió por medio
de Sansón, el propósito para el que lo había elegido desde
antes de su nacimiento.
El relato ofrece alunas de las acciones más destacadas de
Sansón sobre los filisteos. Primero en la venganza que tomó
por el trato dado a su antigua novia, quemándoles los
sembrados (vv.1-5). Luego la matanza sobre ellos (vv.6-8).
El relato continúa con la acción de su propios compatriotas
al entregarlo atado en manos de los filisteos, lo que sirvió
a Sansón para matar a mil de ellos (vv.9-17). Finalmente, la
gracia de Dios viene en ayuda de su instrumento y, aunque
tan imperfecto, le sostiene en su necesidad, proveyéndole
agua de un modo milagroso (vv.18-20).
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