El evangelio entra en el relato de la pasión y
resurrección de Jesús. Es la última sección general del
texto de Marcos y, la mejor articulada de todo el
evangelio. Es realmente un relato seguido de
acontecimientos que se suceden cronológicamente. Sin
embargo, la crítica liberal, afirma la composición del
relato basándose en la fe de la iglesia. De modo que -a
modo de ejemplo- ven en el relato de la última cena, el
influjo del culto cristiano del primer siglo del
cristianismo y en los aspectos generales de la pasión,
la estructura histórica que sustenta la liturgia del
culto cristiano. Llegan a extremos tan radicales como el
caso de Bertram, que llega a firmar que el relato de la
pasión es simplemente la relación interna del creyente
con su héroe cúltico, relación que se expresa
espontáneamente en su fe y en su vida, y no solo en la
liturgia divina. Al analizar el relato bíblico se
descubren los hechos que culminan en la detención o
prendimiento de Jesús. Marcos introduce el relato
haciendo referencia al complot de los sacerdotes para
prenderle y matarle. Entre esto los dos acontecimientos,
se introducen acontecimientos que tuvieron lugar, como
la unción de Cristo y la última cena. Son interesantes
las precisiones relativas al tiempo que aparecen en el
pasaje. Marcos hace notar que faltaban dos días para la
pascua y los Ázimos. Igualmente la observación no en la
fiesta, identifica el tiempo en que se celebró la última
cena, y permite definir si se trataba de la comida
pascual. Entre los relatos destacados por Marcos, está
la unción de Jesús en casa de Simón el leproso, con la
afirmación del Señor sobre que aquella mujer fue la
única que alcanzó a ungir el cuerpo de Cristo antes de
su resurrección. Entre las pinceladas históricas del
relato bíblico aparece también la referencia a Judas,
concretando su plan de traición con los principales
sacerdotes. Los preparativos para la última cena tienen
una notable importancia para determinar si fue la cena
pascual celebrada en la noche del 15 de Nisán. Es
notable observar la identidad del relato de Marcos y de
Lucas, que pone de manifiesto la composición del mismo
autor, aunque ello no significa que sean duplicados. El
anuncio de la traición de Judas, durante el desarrollo
de la cena, es prácticamente una profecía en contexto
narrativo, pero absolutamente histórica, por cuanto se
hace notar las circunstancias en que fue pronunciada y
la reacción de los discípulos. Las sentencias de Jesús
demuestran en el pasaje su valor histórico. En este
preludio se introduce la institución de la Cena del
Señor. Para la crítica liberal, el relato se establece,
no desde la historia, como relato de un determinado
hecho, sino desde la liturgia, como historia que
sustenta un hecho de fe. Después de la cena, el huerto
de Getsemaní, que introduce a la dimensión inalcanzable
para la mente humana, del conflicto que se produjo en la
intimidad de la parte espiritual de la naturaleza humana
de Jesús. Getsemaní produce preguntas que no tienen
respuesta. ¿No pudo Dios haber evitado la agonía de su
Hijo, produciéndose el arresto inmediatamente después de
la cena? ¿Que clase de agonía experimentó Jesús? Sin
duda la respuesta bíblica a estas preguntas pone de
relieve la dimensión de aquel acontecimiento. El arresto
de Jesús en Getsemaní, abre la puerta para el relato del
juicio a que fue sometido, a todas luces defectuoso
judicialmente. Por último dispone Marcos el relato de la
negación de Pedro, con pinceladas tan precisas, que sólo
puede tratarse de la interpretación del relato de un
testigo presencial, que a su vez es el actor en el hecho
histórico que se relata.
La división temática del pasaje para su estudio, puede
establecerse de este modo: El complot contra Jesús (vv.
1-2); el ungimiento en Betania (vv. 3-9); la traición de
Judas (vv. 10-11); los preparativos para última cena
(vv. 12-16); la participación de la cena (vv. 17-21); en
la misma cena la institución del Partimiento del Pan
(vv. 22-25); sigue luego el relato sobre Getsemaní, en
donde se destaca la agonía (vv. 32-34) y la oración (vv.
25-42); el relato del arresto de Jesús (vv. 43-52); la
comparecencia ante Caifás (vv. 53-65); la intervención
del sumo sacerdote (vv. 60-65); y se cierra el pasaje
con la negación de Pedro (vv. 66-72).